Los vinos de Cuyo, incremento de la calidad con vistas a la exportación

La región de Cuyo está situada en el centro-oeste de la República y comprende dos provincias: San Juan y Mendoza. La superficie de hectáreas dedicadas a la viticultura supera las 191.711, por lo que las bodegas de Cuyo aglutinan cerca del 95% del total de la superficie de viñedos que existe en Argentina. Mendoza es, sin lugar a dudas, la provincia más destacada en esta región y en el global del país, debido a su herencia vitivinícola y a una industria vinícola muy desarrollada. En Mendoza encontramos más de 1.200 bodegas, que acumulan prácticamente un 70% de la producción total de vino argentino. Mendoza es la región de vinos más conocida de Sudamérica y una de las más importantes a nivel mundial. Le sigue en importancia la provincia de San Juan, con más de 260 empresas vitivinícolas, dato que convierte a esta provincia en uno de los centros de referencia del sector del vino en Argentina.

La vid fue introducida en la región de Cuyo por los españoles, aunque más tarde la emigración italiana y francesa a esta región fue perfeccionando la producción de vino hasta convertir a Cuyo en una de las referencias mundiales. Ya desde tiempos prehispánicos el Cuyo era sólo el territorio de la cultura huarpe y esto fue reconocido luego por los españoles, los cuales mantuvieron el topónimo Cuyo en estos territorios de Mendoza, San Juan y San Luis, no integrando La Rioja (de cultura diaguita).

La región de Cuyo es la que tuvo su fundación española en la llamada "Corriente del Oeste" y por esto perteneció a la Capitanía General de Chile hasta que en 1777 se creó el Virreinato del Río de la Plata. La Rioja nunca formó parte de esta Capitanía sino de la Gobernación del Tucumán desde la creación del Virreinato del Perú en 1543 en la llamada “Corriente del Norte” desde el s. XVI. Durante los años 90 y principios del s. XXI la provincia de La Rioja estuvo considerada cuyana y por ello da lugar a dudas pero desde 2012 ha quedado finalmente incluida en la región del Noroeste.

En lengua Huarpe, la hablada por los indígenas previamente a la llegada de los colonizadores españoles, Cuyo tiene el significado de “país de los desiertos”, un hecho que da idea de la geografía y climatología de esta región argentina, como la escasa pluviometría y una adecuada insolación de las vides. Estas magníficas condiciones son grandes responsables de la generosa aptitud de las tierras de esta región para el cultivo de la vid. Muchos indios huarpes, con la llegada de los colonizadores, fueron llevados a la vecina Santiago de Chile (la región de Cuyo fue también repoblada por criollos chilenos) para la explotación de las minas de cobre.

Pese a la aridez del terreno, la región de Cuyo es una tierra fértil, caracterizada por un clima semidesértico con picos de calor extremo en verano y temperaturas bajas en los meses de invierno. La presencia de la cordillera andina es importante, ya que el agua procedente de los deshielos acrecienta el caudal de los ríos de la región y soluciona los problemas de irrigación en las vides a través de embalses y canales. Las principales variedades de uva cultivadas en la región de Cuyo son la cabernet sauvignon, chardonnay, malbec, syrah, pinot noir y bonarda entre muchas otras. Una gran mayoría de la producción de vino en la región de Cuyo está enfocada a la exportación, por lo que existe una apuesta por parte de las bodegas de esta región en un incremento de la calidad de los caldos además de un creciente interés por el turismo basado en las bodegas, con la creación de diferentes rutas del vino.

Al igual que en otras regiones argentinas, la minería ha gozado de una presencia histórica. En terrenos de Cuyo se obtiene petróleo junto con otros minerales como cobre, uranio, plomo o zinc. Además de la actividad vitivinícola, otra actividad económica que está consiguiendo un cierto auge en los últimos años es el turismo centrado en paisajes naturales. Entre los accidentes geográficos más importantes se encuentran montañas como El Mercedario o Aconcagua, la más alta en el mundo exceptuando los picos pertenecientes al Himalaya. Otro de los espacios naturales de mayor interés es el parque natural Ischigualasto, declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. El extraño paisaje que puede observarse en este parque natural le ha hecho acreedor de la denominación “Valle de la Luna”. Además de formaciones geológicas, los visitantes pueden apreciar una variedad grande de restos paleontológicos, como fósiles de dinosaurio. Las ciudades de mayor importancia en la región son las de Mendoza, San Juan y San Luis que además son zonas de frecuente actividad sísmica.