Encuentre su bodega o viñedo
Infografía de la Denominación de Origen
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DOCs Sicilia
Sicilia conserva todavía algunos antiguos sistemas de plantación, históricos métodos de vinificación y crianza, y su territorio está dividido en pequeñas denominaciones.
En el oeste de Sicilia, las colinas volcánicas son menos dramáticas individualmente pero igual de influyentes para los tipos de suelo. En la provincia de Trapani, donde se concentra la mitad del viñedo de la región, los suelos son rojizos, por la abundancia de hierro, y minerales, y albergan las DOC Delia Nivolelli (con unos memorables vinos de crianza a base de syrah), DOC Erice, DOC Alcamo (reino de unos excelentes blancos monovarietales de catarratto) y, por supuesto, DOC Marsala. Los vinos de Marsala se pueden producir en casi toda la provincia de Trapani, si bien las mejores bodegas y con mayor historia se encuentran en la ciudad que da nombre a la denominación. La DOC nace en 1969. La legislación sobre producción clasifica el marsala sobre la base de tres elementos: color, contenido de azúcar, duración del envejecimiento y consiguiente grado alcohólico. De la combinación de estos factores nacen las diversas modalidades de marsala, y en su ámbito, es, además, importante precisar la diferencia entre el marsala virgen y los marsalas considerados «licorosos», es decir, el fino (más joven) y el superior con más crianza. Las variedades blancas autorizadas por la legislación son grillo, catarratto, inzolia y damaschino, mientras que las tintas son pignatello, nero d’Avola y nerello mascalese, que pueden añadirse hasta en un máximo del 30% a las blancas mencionadas.
En la Sicilia occidental también hay otras denominaciones importantes. La DOC Monreale se extiende a lo largo de las colinas del interior de la provincia de Palermo y ofrece unos elegantes y perfumados vinos de inzolia, de frescor discreto. La DOC más significativa del valle del Belice es Contessa Entellina, fronteriza con la provincia de Agrigento, conocida por sus tintos de corte moderno, mezclas de nero d'Avola y uvas internacionales como el cabernet sauvignon. De excelente calidad, con un fondo salino que adquieren del mar y la mineralidad que les imprimen los suelos, son los blancos con DOC Menfi, algunos a base de inzolia, otros a base de chardonnay e incluso algunas magníficas interpretaciones de fiano. Además, otras DOC de la zona son Salaparuta, Santa Margherita di Belice y Sciacca. También es de destacar el pequeño Sambuca di Sicilia DOC, cuyos vinos no deben confundirse con Sambuca, el potente licor de anís.
La DOC Moscatel y Passito de Pantelleria, esta isla volcánica al suroeste de la isla de Sicilia, merece ser tratada aparte. La DO fue reconocida en 1971, pero sufrió modificaciones en el año 2001. Sobre unos suelos surcados por vientos y cráteres, o en empinadas terrazas abocadas sobre el mar, se cultiva zibibbo en viejas cepas plantadas en vaso, muchas de ellas de pie franco. La zibibbo es una variedad de moscato ligeramente aromática que se vinifica como blanco seco, con una mineralidad de yodo muy acentuada, y también como blanco dulce, ya sea de cosecha tardía o con uvas pasas, vinos acogidos en este caso a la denominación de Passito di Pantelleria, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. A merced de vientos y de los rayos del sol, los racimos se desecan. Tras la crianza, que puede tener lugar en acero o en madera y alargarse durante diez años incluso, resultan unos vinos, moderadamente oxidados a veces y decididamente salinos, con notas de orejones y una gran concentración de aromas y sabores, huellas indiscutibles de uno de los buques insignia del vino italiano. El passito y el moscato son vinos excelentes para postre. Se trata de un vino muy renombrado por su alta calidad, que se presenta en diversas modalidades. Entre ellas, cabe citar el Moscato de Pantelleria, Passito de Pantelleria, Pantelleria Moscato licoroso, Pantelleria Moscato dorato, Pantelleria Passito licoroso y Pantelleria Zibibbo dolce.
En la parte oriental de la isla, las denominaciones son más limitadas, pero a su vez más representativas. La zona más noble es sin duda la vinculada al Etna DOC: arenas volcánicas, antiguos sistemas de conducción y rocas escarpadas ofrecen una de las viticulturas más heroicas del mundo, con terrazas empinadas y viñedos plantados sobre todo en vaso, de pie franco. Cepas centenarias y viñedos míticos que ofrecen, desde altitudes superiores a los mil metros, algunos de los tintos más sutiles, tersos y elegantes del mundo. El mérito se debe a una variedad, la nerello mascalese. Puede ser ensamblada en mezclas con pequeños aportes de nerello cappuccio, una uva con más color y un carácter especiado, más suave. Los grandes contrastes térmicos de la zona confieren elegancia tanto a los tintos, que prevalecen en la ladera norte del volcán, como a los blancos, que se concentran sobre todo en la ladera meridional. Este es el reino de la carricante, un concentrado de mineralidad y sabor con intensa acidez.
Las mismas uvas tintas del Etna son las protagonistas de las excelentes denominaciones DOC de la provincia de Messina: Faro y Mamertino, una de las regiones vinícolas más antiguas del mundo, donde es habitual mezclar nerello con nocera, una uva autóctona de la zona de Milazzo. Los tintos de nerello son también representativos de las islas Eolias, volcánicas, si bien entre Salina y Lipari sobresale la típica malvasía local, vinificada tanto en seco, con una intensa mineralidad, como en versión desecada, passita, acogida a la DOC Malvasia delle Lipari, salina y caracterizada por aromas de orejones con notas sulfurosas. Los tintos autóctonos son a base de corinto nero. El origen de la palabra «malvasía», según cuenta una leyenda cristiana, proviene de la época de la dominación musulmana que relata cómo un campesino que llevaba un ánfora llena de moscatel, respondió a un gobernante que llevaba «zumo de malvas», suplicando a Dios por un milagro y así ocurrió puesto que al beber el gobernador mostró una expresión de disgusto. En 1973, se estableció la denominación de origen (DO) para la malvasía de las Lipari. Existen tres modalidades, está considerada una de los más antiguos y preciados vinos de Sicilia. Su elabora con un 95 % de variedad de malvasía de las Lipari y un pequeño 5 % de corinto nero. Las tres modalidades son: malvasía de las Lipari, malvasía de las Lipari passito y malvasía de las Lipari licorosa.
Al sur de Catania las montañas Iblei ocupan su lugar en el vino del sureste de Sicilia. En sus laderas más bajas y las llanuras costeras debajo de ellas, los DOC de Siracusa, Noto, Eloro y Vittoria. La provincia de Siracusa es la cuna de la nero d'Avola pero se conoce sobre todo por sus vinos dulces de uvas pasificadas de moscato blanco: las DOC de Moscato di Noto y Moscato de Siracusa acogen unos fascinantes vinos con sabor a tradición y fragancia vegetal y balsámica.
El sureste de la isla es también tierra del frappato, otra de las variedades que la definen, sobre todo en la zona de Vittoria: una uva tinta que exhibe una deliciosa fragancia de frutas y minerales junto con una estructura elegante y delicada. La frappato suele vinificarse como monovarietal pero también mezclada con nero d'Avola: en este caso, dando vida a la que es la única DOCG de la isla, la DOCG Cerasuolo di Vittoria. Es la zona más clásica e histórica a una altitud hasta los 500 metros.
Los orígenes de la frappato son también inciertos, aunque parece que se remontan a Vittoria, en la provincia de Ragusa, donde se cultivó desde el siglo XVII. Durante un tiempo se pensó que venía de España. Los datos con los que contamos son que la primera persona que habla de esta variedad es Sestini en 1812. Después lo harán Salvatore D’Agostino o Paolo Balsamo que habla de la mezcla con nero d'Avola. A finales del siglo XIX era la casta principal en la zona porque en Vittoria encontraba su habitat perfecto gracias a los suelos arenosos, a la 'terra rossa' y a su clima cálido. Y el ensamblaje con la nero d'Avola era perfecto porque crecía en terrenos más fríos y húmedos, como también funciona con la nerello mascalese.
Son poco más de 800 hectáreas. Se encuentra en la DOCG Cerasuolo di Vittoria y en las provincias de Ragusa, Catania, y Caltanissetta en la zona sudoriental de Sicilia. Aquí, cuando se mezcla, supone un 50-70% de nero d'Avola y del 30 al 50% de frappato. A destacar que es una de las zonas sicilianas donde los vinos ecológicos y biológicos son cada vez más habituales. Además, la frappato forma parte de otras denominaciones como Alcamo, Eloro, Erice o Vittoria y en la zona de Trapani. El nombre viene de "afrutado" por su espléndida definición aromática tan afrutada y especiada con una marcada acidez. Se la conoce como la pinot noir siciliana.
VINOS Y BODEGAS
Los vinos dulces sicilianos constituyen cerca de un 64% del total de vinos con DO obtenidos en Sicilia, pero teniendo en cuenta que representan tan sólo el 3% de la producción vinícola siciliana, esta tipología de vinos es considerada un producto de gran valor histórico y cultural.
El vino forma parte de la historia y no sería justo olvidar a los pioneros del vino tinto en la isla como Luigi Tasca, la familia Planeta, la familia Rallo, Duca di Salaparuta, Marco de Bartoli, Feudo Monton, sin olvidar la fundamental llegada del enólogo Giacomo Tachis, uno de los padres del Sassicaia, que fue pieza básica en el devenir de las nuevas apuestas.
Bodegas que producen vinos con Nero d’Avola en las diferentes zonas de Sicilia. En el centro y oeste son Duca di Salaparuta, Cusumano, Feudo Montoni, Tasca d’Almerita, Donnafugata, Firriato, Valdibella, Morgante, Principe di Butera-Zonin, Rapitalà. En el este son Gulfi, Occhipinti, Planeta, Valle dell’Acate, Cos, Savino, Riofavara.
Bodegas que producen vinos con frappato. En el este son Il Frappato, Cos, Valle dell’Acate (Il Frappato y Cerasuolo di Vittoria con 60% Nero d'Avola y 40% frappato), Vittoria, Cali (Bianca di Luna un frappato vinificado en blanco y Mandragola Vittoria), Frappato Carolina Marengo.